domingo, 4 de noviembre de 2012

Silencio

Ellos estaban sentados juntos, ambos callados, en silencio, sus brazos rodeándola, su aliento que aparecía y desaparecía creando un pequeño y sutil revuelo en su pelo, la música de fondo, alumbrados por una lámpara  antigua, gigante cuya pantalla de tela y retoques antiguos generaba una luz tenue pero iluminaba a su audiencia bajo un halo de luz casi infranqueable.

Ahí estaban ellos dos, juntos, callados. Ella se preguntaba si podría caber la posibilidad que El se estuviera aburriendo, si El tenía miedo, si El sentía lo mismo. Su cerebro se preguntaba, en ese silencio melódico, qué podría estar pasando por la cabeza El en ese preciso instante. "Quisiera meterme en sus pensamientos" -se decía, pero no osaba a pronunciar ninguna palabra, ninguna frase, ninguna indirecta. La voz de su cerebro se convertía, pregunta tras pregunta, en ese acorde discorde, en ese grillo leve pero constante que trastocaba la noche.

De pronto, El se incorpora y la aleja de sus brazos. Ella lo mira sin pronunciar palabra como esperando las palabras de El, la respuesta a sus interrogantes, la decisión final, el cierre, el fin de la historia, el fin de su historia. El, por su parte, la mira de vuelta, le sonríe  y dirige su mirada al libro gordo y viejo que los acompañaba, como testigo de cada uno de sus encuentros. Al abrirlo, sus hojas emanaron un olor antiguo, amarillento, húmedo. Ella alerta e interrogante, solo atina a seguir el vaivén de su cuerpo dirigido por los brazos de El que la situaron en el mismo lugar donde estaba antes, guarecida de sus brazos y acompañada de un libro gordo y viejo,. El sin palabra alguna, sin esperar pregunta, comienza:

"Encontraría a La Maga ?. Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río que me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro a veces detenida en el pretil de hierro inclinada sobre el agua. (...)"

Ella, ahora, lo entiende todo, respira profundamente en señal de descanso, su mente se acalla y se arrulla con el sonido de la voz de El. Esa noche no era la noche, esa noche no era el fin de la historia, esa noche su hermana duda, una vez más, les daba a El y a Ella un claro y duradero respiro. Ella, mañana, sabría que recordaría la música, la luz de la lámpara antigua, sus brazos, el libro gordo y viejo y a El por el resto de su vida.




3 comentarios:

Joel Jones Pérez. dijo...

Me has hecho recordar una canción homónima.

http://www.youtube.com/watch?v=EYMHderDCKM&feature=related

[ [EBP]] dijo...

Heyy me gustó mucho C:

Jess dijo...

Joel!!!: Buen soundtrack para el post!.. precisa.

Jose: A los tiemposss!!!! me voy a dar una vuelta por tu blog!!