lunes, 13 de abril de 2009

Y a mí que me encanta la vainilla.

"Un aburrido, un ignorante, un rutinario practicante del sexo convencional.... La gente sexualmente convencional es como el tipo que entra en una heladería maravillosa llena de helados de todos los colores y sabores y siempre pide una bola de vainilla." *
Pero.... no por ser vainilla deja de ser helado... tampoco por ser vainilla deja de ser agradable y adictivo, tampoco por ser vainilla impide que pidas repetición una y otra vez. De la vainilla nace todo, es como el Génesis, el origen de los demás sabores. La seguridad de encontrar un helado eficazmente rico se da sólo en la vainilla. La vainilla se combina con todo incluso con otros helados. Acaso es rico que combines, helado de mango con un helado de macadamia o de galleta morocha?... No creo. El helado de vainilla siempre cae bien. Es más probable que salgas empachado con el chocolate, con el helado de menta que con el helado de vainilla. La vainilla encierra cierta calidez y a la vez es light, pero sin embargo, no por ser light te quedas con la sensación de que le faltó algo a tu helado.
Además, por qué restringirse a solo un tipo de helado de vainilla, puedes pedir miles helados de vainilla en distintas heladerías, en distintas ciudades y darte cuenta que siempre te ha gustado la vainilla y siempre te va a gustar. Probar todos los posibles vainillas es todo un experimento, encontrar las diferencias de las distintas vainillas en distintas heladerías, en distintos momentos, en distintas ciudades es todo un saber. Al final, te conviertes en un experto en helado de vainilla, pudiendo reconocer y exigir cuál es un verdadero helado de vainilla y cuál no....
Digo no?


* extraído de "Instrucciones para salvar al mundo" de Rosa Montero


jueves, 2 de abril de 2009

En tránsito (un I-post)

Un estado de constante incertidumbre. la expectativa del volver a comenzar, la espera constante, la sensación optimista de la venida delcambio, el físico arribo, la llegada y la bienvenida.
Aeropuertos, llegadas, salidas, viajes, despegues, horas- Constante tránsito, sin pensar demasiado, sin planear demasiado, simplemente sujetado a la constante inestabilidad. Con la futil ilusión que ese tránsito sea constante, perpetuo y ese sin pensar se extienda un poquito más, por unas horas más.
La vida sería más divertida conociendo a todos sin conocer a ninguno y siendo tan solo tú, sin etiquetas, sin profesiones que confesar, sin historia, con la perfecta y plausible excusa para no tener planes a futuro, para no tener proyectos para no tener que encajar en el sistema que ineludiblemente te arrastra o te dejas arrastrar por él, resignándote a la adultez que últimamente está de moda y se viene con bombos y platillos. Y yo me pregunto... ¿qué onda con la adultez???..
Sin la compulsiva obligación de tener que escucharte siempre, del preguntarte qué es lo que realmente quieres, cuál es el sentido de tu vida, de la obligación de tener que hacer cosas productivas, de recuperar la inversión de tu vida. Sin la repetitiva pregunta de qué es lo que realmente quieres, sin la repetitiva respuesta que quieres todo o quieres algo pero por las razones incorrectas.
En tránsito...sin la necesidad de autoafirmarse el ego o tu sola existencia.
Escuchando "Lost"-Coldplay.