jueves, 27 de enero de 2011

Primera persona plural

(No, no se trata del conocido y acostumbrado “Nosotros” ..ese estadio en el que la chica(o) le pregunta a una chico(a) ¿Qué somos?... ¿Qué estamos haciendo?..no, para eso.. otro post).

Me rellega esa gente que utiliza o conjuga la primera persona plural indiscriminadamente y sin la menor idea del significado.. osea han convertido la primera persona plural en la segunda persona singular.. He aquí algunos ejemplos de abogados desubicados utilizando la primera persona plural.

Situación 1:

Entrando a la oficina de abogados.

Abogada desubicada: “¿Cerramos la puerta, Jessica?”

Jecca: (Ciérrala pues ..a mí que me dices..)

Situación 2:

Acumulación de papeles en la impresora que no dejan seguir imprimiendo.

Jecca: mmmm éstos papeles no sirven no?

Abogada desubicada: No.. no son míos.

Jecca: Los boto entonces.

Abogada desubicada: Claro, Jessica, los botamos.

Jecca: (May … qué botamos... si ni siquiera te has parado de tu escritorio.. infeliz)

Situación 3:

Llega un caso importante y hay que solucionarlo..

Jecca: ¿Quién va a ver ese tema?

Abogada desubicada: Lo contestamos Jessica, no te preocupes.

Jecca: ... tu vieja.

Y efectivamente así lo hice.

A lo que voy es a lo siguiente, no es que me moleste que me pidan que cierre la puerta normal si me lo piden bien y nada del otro mundo.. pero lo que sí me molesta es que usen la primera perosna plural.. (cerramos, botamos) para hacer de la tarea o del favor un trabajo en conjunto cuando al final lo que quieren es que lo hagas tú. Osea yo no sé con qué intención lo dicen.. para ser más polite?.. para ser más amable que tienen que cagar el significado de un verbo completo?, para que carajo hacen eso?... no pueden decir no te preocupes Jessica, tú te vas a encargar del tema?... No te preocupes Jessica.. puedes botar los papeles.

¡¡¡¡Qué onda con usar el “nosotros” cuando estas tú solo!!!...

Infeliz....

martes, 25 de enero de 2011

Gelatina

Cuando eres una línea en la pantalla.

Cuando una extraña tranquilidad ronda en tu cerebro, en tu contexto, en tu psiquis como un invitado inusual que te pone nerviosa al irrumpir en tu espacio, en tu desorden, sin aviso ni llamada previa.

Cuando tienes el trabajo que quieres, el sueldo que quieres, la vida que quieres.

Cuando, para complacencia del resto y tal vez tuya, te observas siguiendo el guión que muchas veces te rehusaste a seguir.

Cuando duermes todas tus horas, esas horas que el cuerpo y tu madre te reclaman pero que tu inconsciente adoraba ignorar.

Cuando has dejado de escuchar música, de bajarte esa canción que no sabes cómo se llama pero la escuchaste en una película que nunca terminaste de ver.

Cuando no quedan cafés.

Cuando las conversas largas se han perdido y confundido por mensajes de texto con caritas sonrientes y comentarios felices en el Face.

Cuando, desesperantemente, no tienes ninguna razón para sentirte infeliz o miserable.

Cuando no tienes ninguna razón lógica para cuestionarte.

Cuando tu hemisferio izquierdo invade todo tu ser como un Atila sanguinario y ganador.

Cuando dejas de leer.

Cuando te ves usando palabras como "éxito", "óptimo", "reglas", "filtro", "conformidad", "planteamiento", "implementación", "vencimiento".

Cuando el neurotismo ha sido reemplazado por la impavidez.

Es ahí cuando te das cuenta, con la certeza y la angustia que tiene un ciego que recién ha dejado de ver, que el destino, la inercia y tu vida ya no son agua y aceite sino que te has convertido en una insulsa, corriente y congelada mezcla de agua y colorante.